sábado, 21 de enero de 2012

Dilema...

¿Por qué a nuestros ojos la belleza humana es efímera?¿Por qué hacemos lo imposible por disfrazarnos unas horas al día?
Observemos la naturaleza, su belleza es variable, eterna y a la vez única.
Creo que es lo mismo que pasa con nuestras almas, intentan limpiarse, maquillarse y mantenerse así; pero caen en el pecado de nuevo.
Queremos o intentamos disimular nuestro espíritu egoísta, que por ser natural a nosotros es eterno como la belleza.
Entonces aquí esta el dilema:
Si la belleza natural es eterna y pura, y nuestro egoísmo forma parte de esa naturaleza... Será que debemos entregarnos al egoísmo de nuestros ancestros, que viva quién pueda, que las ganas de existir y el hambre por la vida devuelvan nuestro lado puro y hermoso a este mundo de plásticos y mascaras.

lunes, 9 de enero de 2012

Grita


Que las estrellas se apaguen, que el sol explote, que la luna se acerque a la tierra y una marea gigantesca lo inunde todo. Que mil terremotos destruyan las ciudades y los fragmentos del sol caigan en forma de lluvia de fuego quemando todo lo existente.
Y allí, sentado entre las cenizas de lo que fue, mira al cielo y pregunta ¿Por qué?
El reflejo de la luna en unos escombros le descubre un espejo para darle la respuesta. Ve su rostro como hacia años que no se veía, tranquilo, relajado, en paz. Fue la ira contenida, la impotencia indescriptible, la desilusión acumulada lo que brotó de él para destruir el universo.
Esta destrucción fue el precio de su tranquilidad.

miércoles, 4 de enero de 2012

Decisiones...


Estar en el borde de un acantilado con los ojos vendados, sin saber lo que hay al final de la caída, con un pie en el vacío. Puedes disfrutar de la caída y estamparte en las rocas, o caer en el agua y vivir el momento!
¿Cómo tomas la decisión si no puedes abrir los ojos? ¿Pensarías en lo que te obligó a subir al acantilado? O quizás ¿En quién te puso la venda? ¿Valdría la pena el arriesgarse?
Dar el salto a lo desconocido y caer en las rocas para darte cuenta de lo que has perdido, o caer en el agua y salir de ella convencido de que tienes todo un abanico de oportunidades.
Ese vacío es el que me quita el sueño, se que subí solo al acantilado y ayude a que me pusieran la venda!
Lo que no comprendo es que si llegados a este punto, me he procurado una fortuna del 50%, ¿Por qué no soy capaz de tomar una decisión?

domingo, 1 de enero de 2012

Castillos...(III)

-¿Cómo?¿Por qué? Esas preguntas bailaban en su cabeza mientras el sol acariciaba su espalda. ¿Cómo pudo volver sobre sus pasos sin darse cuenta?, ¿Por qué había llegado de nuevo a esos muros?
Sentado en uno de los muros observaba el paisaje, un bonito día de primavera. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que disponía de alimentos y agua suficientes para una temporada. Estaba pensando en quedarse en el mismo lugar durante más de dos días, eso rompía sus esquemas, sus reglas, pero a la vez le daba cierta tranquilidad.
Debatió internamente su idea, y después de un par de horas disfrutando de las vistas, se puso en pie y se dijo – Si voy a pasar unos días aquí, lo mejor sera que me prepare un buen refugio.
Partió al bosque y después de varias incursiones recopiló unos cuantos troncos y piedras. Examinó los muros detenidamente y encontró unos que según sus planes, le dejaría ver el valle desde dentro, una vez terminadas las obras.
Pasó toda la tarde trabajando, descansó un poco para cenar, y aprovechando la luna llena trabajó las primeras horas de la noche.
Al despertar, sus ojos tardaron más de lo normal en acostumbrarse a la luz, desde dentro el refugio se veía bastante bien, aunque la entrada no dejaba ver el valle como el había imaginado. Se reprochó un poco por lo bajo y salió a darle la bienvenida al sol, una vez fuera se percató de un par de detalles que podía mejorar.
Se procuró un buen desayuno y emprendió un paseo por el bosque, buscando materiales que le pudieran servir. Y poco a poco se fue convirtiendo en una rutina, por las mañanas buscaba y por las tardes trabajaba.
Rutina, esa era su nueva base, su nueva estabilidad. Reforzaba su obra día a día y ampliaba para guardar alimentos y materiales. Una tarde de fuerte viento, sentado desde la comodidad del refugio, mientras miraba todo lo que había avanzado se dio cuenta del cambio de color de las hojas, el otoño se le echaba encima y, justo en ese momento, comenzó a ser consciente del tiempo.