sábado, 24 de diciembre de 2011

¿Quién eres tú?

Yo soy un paracaidista, un infante de España, novio, nadador, jugador de béisbol, amigo, hijo, sobrino, nieto, primo y hermano.
Soy las horas desveladas de unos padres, soy la paciencia infinita de una abuela, soy horas de profesores y entrenadores anónimos.
Soy las historias contadas mil veces y escuchadas una vez, soy veranos enteros de sol y despreocupación, inviernos de soledad, otoños de pasión y primaveras de reconciliación.
Soy las dos caras de la moneda, soy cantidades ingentes de alcohol, soy horas de no dormir y carcajadas mudas.
Soy mil y un nombres en noches de fiesta, y un desconocido por la mañana, soy becario de la vida, un filosofo de cervezas.
Soy kilos de buen jamón, soy canciones que te hacen reír, soy películas melancólicas y libros que succionan.
Soy lo que intento ser, soy lo que quisieron que fuera y seré lo que quiera ser.

Esto... creo que soy yo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Castillos... (II)

Una figura entre las sombras, solo eso parecía, se desdibujaba con el ir y venir de las luces y las sombras. Curiosidad, sintió curiosidad y se acerco, eran unos cimientos, unas bases para lo que podía ser una especie de fortaleza, un castillo tal vez. Los examino durante horas y no encontró señal alguna de que alguien hubiera pasado por allí en años, no entendía el por qué. Estaban a simple vista, muy bien asentadas, solo hacia falta alguien que le dedicara tiempo y empeño.
Pero no podía ser el. El es un nómada, un alma libre y errante que vive donde y como quiere. Así que se alejo de los cimientos y deseo que alguien los encontrara y sacara todo el provecho que había en ellos.
Siguió sin mirar atrás, nunca volvía la vista a ver lo que dejaba, era mejor alzar la mirada y ver las oportunidades que nos ofrece el horizonte. Y horizonte tras horizonte, fueron pasando los días, los meses, quizás los años... es tan relativo el tiempo cuando no se dedica a nada constante, cuando no puedes apreciar lo que es echar de menos algo. Simplemente pasa y pasa, y eres la única constante en todo lo que te rodea.
Hasta que por cosas del destino, una constante se repitió, una tormenta lo sorprendió sin cobijo y con la noche casi encima. Corrió y corrió buscando un refugio, pero tropezó y rodó colina abajo llenándose de barro y haciéndose heridas en brazos y piernas al intentar frenar. Cuando pudo ponerse en pie, entre las sombras vislumbro lo que parecían unas paredes, cogió dos o tres ramas y se procuro un techo por lo que quedaba de tormenta, dolorido, pensó en el sol, en sus caricias y se dejó caer en los brazos de Morfeo.
Abrió lo ojos y pudo ver las estrellas, un cielo despejado como hacia mucho que no veía y una luna llena que podía casi tocar, quiso ponerse en pie y los muchos cortes de su cuerpo le devolvieron a la realidad, un dolor que venia de tantas partes a la vez que su cerebro lo recibió como uno solo. Cuando la estrella del alba delataba el amanecer, saco fuerzas y se levanto, intento caminar apoyándose en los muros que le habían servido de cobijo, cuando salio del laberinto de paredes y columnas no se lo podía creer, estaba en los cimientos.

Castillos... (I)

-Nómada, soy un nómada! Se repetía cada vez que se sentía solo, siempre que la oscuridad y el frío eran mayor que su orgullo, era lo que se decía una y otra vez. -Soy un nómada.
Le bastaba cualquier árbol frondoso, una cueva, cualquier espacio que le protegiera lo mínimo de los elementos. Comía lo que quería cuando podía, aceptaba compañía solo cuando lo deseaba realmente y hablaba solo con su conciencia, quien iba entenderlo mejor que el mismo.
Una madrugada en la que el frío superaba su pobre refugio, decidió que lo mejor era ponerse a andar hasta que la sangre caliente llegara de nuevo a sus extremidades, no podía faltar mucho para que saliera el sol. Si había una cosa que le gustaban eran los amaneceres, los nuevos comienzos, las nuevas aventuras, retos... el calor del sol era muchas veces lo único que le animaba durante semanas.
Esa fría madrugada enfilo una larga pendiente en busca de los primeros rayos del sol, entre la cima y el valle la diferencia de luz superaba la media hora, así que prefirió caminar a su encuentro que sentarse a esperarlo.
Cuando por fin la luz comenzaba a acariciarle las mejillas y las manos pudieron notar el contraste, un amago de felicidad asomo en su labios y se lo repitió. -Soy un nómada!

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cultura Clásica... o eso recuerdo.

Me desperté en la penumbra de mi habitación,

al oír las gotas de lluvia contra la ventana,

a través de ella pude contemplar la luna llena sepultada por algunas nubes.

Al asomarme por el cristal,

pude observar la solitaria calle,

que era iluminada por una tenue luz blanca, blanca,

como trato de conservar hoy mi memoria.

Queriendo recordar o tal vez olvidar, todo o nada,

quiero recordar mi niñez y la inocencia de esa edad

y olvidar la amargura de la vida que conlleva la madurez.

Deseo recordar todos mis amores,

los rostros de las personas queridas,

y rezo por olvidar las malas jugadas del destino,

deshacerme del rencor que algunas personas han depositado en mi.

La lluvia está cesando y la luna brilla con todo su esplendor,

otorgándole sombra a los objetos de la calle,

y me siento solo y asustado,

al saber que nunca podré salir de ellas.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Carlos Ruiz Zafón

"El príncipe de la niebla","El palacio de la medianoche", "Luces de Septiembre", "Marina", "La sombra del viento", "El juego del ángel", "El prisionero del cielo".(Carlos Ruiz Zafón)

Son libros que han dejado una profunda huella en mi, si me conocéis seguro que os he recomendado la lectura sino de todos, de la mayoría. Y es que el placer por la lectura que dan estos ejemplares es tan único que merece la pena cada segundo que desconecto del mundo para entregarme a sus páginas.
Hubo hace unos años una iniciativa de leer un libro y dejarlo en la calle, para que otros pudiesen disfrutarlo... creo que no llego a ningún lado, o ¿vosotros habéis conseguido alguno?
Lo digo por que he tenido la suerte de poder tenerlos todos y los he comprado mas de una vez y no es que me sobre el dinero, sino que al carecer de un sitio donde guardarlos, prefiero que quede para el disfrute de mis amigos y conocidos.
Y es así como voy formando mi propio cementerio de los libros olvidados, donde cada esquina, cada escalera sin fin, cada arco imposible de ese laberinto que Zafón nos ha regalado se corresponden con las diferentes personas en las que he depositado parte de mi vida a través de estos libros.
Quien sabe si algún día volveré a recorrer esos pasillos o subir esas mismas escaleras. Pero lo importante es que el aprecio que les tengo quedara para siempre guardado en esas paginas y no se perderán en la sombra del viento.

martes, 6 de diciembre de 2011

Mírala...

Tiene algún tiempo pero ahora tengo donde publicarlo:

Mírala, ahí sentada, como si nada hubiera pasado, como si nunca se hubiese marchado.

Como si no me hubiese matado con su ida y resucitado con su voz.

Como si no me hubiese arrojado a un pozo sin fondo del cual solo pude salir gracias a su perfume.

Mira su sonrisa, ignora las lagrimas que derramaron mis ojos por su ausencia.

Mira su rostro, exactamente igual, como el día que partió, como si los años que pase sin ella no le hubieran afectado.

Mira como su mirada me dice: ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?.

¡Como si no supiera la respuesta!

Mira como se aleja para que empiece otro día sin ella.

Esta noche volverá para recordarme, que no la tengo, ¡que la he perdido!...

Puedes tener el mundo en tus manos...




Cuando pienses que estas derrotado, que tus problemas son muy grandes. Recuerda que todo depende de la perspectiva... Todo esta en nuestras manos!