Ya no hay horas ni días, solo momentos
que se van mientras abre y cierra los ojos. Momentos en la cama, en
el sofá o mirando por la ventana... solo instantáneas grabadas a
través de unos ojos llenos de lagrimas. Condenados a cerrarse y
abrirse sin un fin claro, salvo cerrarse para siempre.
No es una persona, es un cuerpo carente
de estímulos que deambula como un espectro sin apenas oír sus
propios pasos. Hace mucho que perdió la capacidad de reconocerse en
un espejo, su alma le abandonó y ahora solo espera encontrarla al
final del camino.
Sale a la calle en esos momentos que
reacciona y el sol no le obliga a cerrar los ojos. Sube la mirada y
encuentra la Osa Mayor, Casiopea, y de allí a la estrella Polar. Una
de las pocas cosas que siguen igual desde que comenzó a caer.
No recuerda desde cuando esta solo,
olvidó la ultima vez que pronuncio una palabra, apenas recuerda su
voz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario