Soñé que volaba, era una especie de
ave que planeaba muy bien. No recuerdo cansarme ni batir mucho las
alas. Una casa llamó mi atención, una gran parcela mitad patio y
mitad edificio, con un solo árbol en el jardín. Planeaba en
círculos sobre ella sin poderme alejar, como si aquel árbol tirase
de mi.
No soy nadie para cohibir mis sueños,
así que me pose en una de sus ramas. La valla al igual que el jardín
se veían muy descuidados.
Por una de las ventanas del piso
inferior se intuía una silueta. Una nube sepultó el sol y el
reflejo del cristal desapareció. Ahora veía mejor, era un hombre de
mediana edad, se notaba cansado, camisa blanca y corbata azul, nudo
aflojado. Una barba de tres o cuatro días y los ojos rojos, lloraba.
Estaba sentado a la mesa y solo había
en ella un vaso ancho de cristal. Se iba llenando con sus lágrimas.
Volé del árbol a la ventana para ver
mejor la escena.
Me asombró ver lo que había en el
vaso. ¡Un niño! Un niño luchando por mantenerse a flote y no
ahogarse en ese mar de dolor y sufrimiento.
Gota tras gota subía el nivel del
vaso y al niño le costaba más trabajo aguantar. De repente cambio
algo en su cara, dejo de luchar. Se relajó y comenzó a flotar
mientras lloraba.
Las lágrimas del hombre querían
ahogar al niño que llevaba dentro, pero, las lágrimas del propio
niño terminaron de llenar el vaso y pudo saltar a la mesa. Nada mas
poner los pies en la mesa alzó la vista a la ventana a la vez que el
sol salía de la nube. Le costó enfocar pero al final no había nada
en la ventana, no estaba yo mirando desde allí.
Ahora lo veía todo desde el otro lado
de un grueso cristal y solo tenía un regusto a sal mientras se me
nublaba la vista...
Ya se te echaba de menos! Precioso post!!!
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