No hay ni lunes ni jueves, no hay días ni noches.
Es un espacio sin tiempo, un desierto de horizonte infinito que te cubre de sudor y arena, mientras cierras los ojos y aprietas los dientes intentando recordar por que estas aquí.
Elegí este purgatorio para que otros puedan disfrutar de su paraíso.
Espero el día que mi reloj me vuelva a importar y que los que ignoran nuestro sacrificio no me vengan con titulares prensa y comentarios ofensivos.
No quiero palmaditas en la espalda, pero tampoco miradas por encima del hombro.
Si no me respetan a mi, por lo menos respeten el valor de mis hermanos, que guardan mi espalada para que pueda dar la cara por ustedes.
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